La cosecha es el premio que nos da la tierra luego del cuidado permanente, donde los fríos y las heladas se asomaban por las mañanas. El rocío y los rayos cálidos del sol junto al constante cariño de los niños y niñas permitieron que las hojas verdes y tiernas se convirtieran en el alimento que llevamos a la mesa.
Los productos de la huerta son indispensables para nuestra alimentación ya que nos aportan vitaminas, minerales, fibra, azúcares y agua.
Trabajar en la huerta escolar nos permite construcción de variados conocimientos, valorando el trabajo en equipo y la importancia de cada etapa del proceso. Desde la preparación de los canteros, la siembra, la extracción de malezas y el riego, para culminar con la esperada cosecha. Estas actividades permiten al estudiante el contacto directo con el medio que los rodea, habilitando a la experiencia y reflexión sobre los contenidos propios de la disciplina y su interrelación con otros de la currícula escolar, como Lengua, Matemática, Informática, Ciencias, Tecnología, etc.